martes, 29 de marzo de 2011

Filosofía Social: Eso es lindo y eso es feo

Esta pregunta surge de mi absolutamente escasa capacidad para la elección de ropa. Una boludez en realidad, pero en el fondo es algo que me provoca mucha curiosidad.

¿Qué es lo que determina que algo sea feo o lindo?

La belleza y la fealdad es objetiva subjetiva; depende del que esté juzgando. Pero hay un común denominador para las masas que me hace cuestionar hasta que punto son subjetivas estas variables.

Escribo estas líneas pensando en un nivel estético, es decir que lo pongo en el contexto del cacho de carne que somos, apuesto a que si pongo en comparación a Zaira Nara vs Zulma Lobato, el 100% de las personas (o 99,9999%) diría que Zulma es FEA y Zaira es LINDA. Creo que de esto no cabe duda en las generalidades.


¿POR QUÉ? ¿Que hay de subjetivo en eso? Por que gustan los ojos claros, "la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta", las curvas, la suavidad, la prolijidad! Y, en cambio, desagradan las arrugas, la irregularidad, etc?

Si bien esta comparación se realiza bajo el terreno estético, lo que nos determina el agrado o desagrado en cualquier situación, finalmente, es manipulado por el mismo proceso. Nuestras inclinación por ideales, nuestros gustos musicales, nuestras manías, etc.

Creo que cada quién tiene ciertos modelos de belleza y fealdad en la cabeza desde determinado momento de sus vidas. Criados en una sociedad es posible que muchos compartan ciertos esquemas. Si es así... ¿hasta que punto somos realmente libres de elegir lo que "nos gusta" si, en definitiva, terminamos por escoger nuestras preferencias por patrones inculcados?

Para pensar...

domingo, 20 de marzo de 2011

Canciones: Parao!


Hay quien ve la luz al final de su túnel
Y construye un nuevo túnel, pa´ no ver,
Y se queda entre lo oscuro, y se consume,
Lamentando lo que nunca llegó a ser.

Yo no fui el mejor ejemplo y te lo admito,
Fácil es juzgar la noche al otro día;
Pero fui sincero, y éso sí lo grito,
Que yo nunca he hipotecado al alma mía!

Si yo he vivido parao, ay que me entierren parao;
Si pagué el precio que paga el que no vive arrodillao!
La vida me ha restregao, pero jamás me ha planchao.
En la buena y en la mala, voy con los dientes pelaos!
Sonriendo y de pie: siempre parao!

Las desgracias hacen fuerte al sentimiento
Si asimila cada golpe que ha aguantao.
La memoria se convierte en un sustento,
Celebrando cada rio que se ha cruzao.

Me pregunto: ¿cómo puede creerse vivo
el que existe pa´ culpar a los demás?
Que se calle y que se salga del camino,
Y que deje al resto del mundo caminar!

A mí me entierran parao.
Ay, que me entierren parao!
Ahí te dejo mi sonrisa y todo lo que me han quitao.
Lo que perdí no he llorao, si yo he vivido sobrao,

Dando gracias por las cosas
Que en la ruta me he encontrao.
Sumo y resto en carne propia,
De mi conciencia abrazao.

Parao! aunque me haya equivocao,
Aunque me hayan señalao,
Parao! en agua de luna mojao,
Disfrutando la memoria de los rios que he cruzao,

Aunque casi me haya ahogao, sigo parao!

Parao!

Rubén Blades

miércoles, 16 de marzo de 2011

Recortes: Curación

"La gente prefiere luchar contra el dolor, combatiendo el sufrimiento, la depresión y el miedo, pese a las abrumadoras evidencias de que, si estas emociones acaso se resuelven, lo hacen por cuenta propia. El esfuerzo no logra sino demorar el proceso y tornarlo más penoso.
La curación completa depende de nuestra capacidad para dejar de luchar"

Deepak Chopra - Vida sin condiciones

lunes, 14 de marzo de 2011

Canciones: Es



Un, dos, tres. 
Juan cerró los ojos
-"¿y cómo la ves?"
Preguntaba el ciego.
Y por primera vez, 
Juan veía claro lo que no se ve 
y está por todos lados.

Y al abrir los ojos y al volver...

Un, dos, tres. 
Juan cerró la boca y así estuvo un mes,
sin decir palabra.
Y por primera vez,
Juan oía claro en el silencio aquel 
que está por todos lados.

Y al abrir la boca y al volver...

A veces parece que no es y es...

Un, dos, tres, 
Juan está dormido y sueña lo que no es 
cuando anda despierto.
Y por primera vez siente que está vivo
y la razón de ser 
está por todos lados.

Y al salir del sueño y al volver...

Un, dos, tres,
Juan calló su mente descubriéndose 
parte de lo inmenso.
Y por primera vez no se sintió solo
y se dio cuenta que está por todos lados

Y al ser uno mismo y al volver..

A veces parece que no es y es
a veces parece que no es y es...

Un, dos, tres.
Juan vuela en el agua y también al revés 
nada por el cielo.
Y por primera vez Juan se mimetiza
ave, hombre o pez 
y va por todos lados

Y al pisar la tierra y al volver...

Un, dos, tres, 
Juan murió una tarde allá por la vejez 
viejo pero niño.
Y por primera vez 
Juan no tuvo miedo a desaparecer 
y hoy está por todos lados.

Y al andar de nuevo y al volver...

A veces parece que no es y es...

Un, dos, tres, 
Juan no tiene cuerpo, Juan ya no se ve 
nada en el espejo.
Y por primera vez 
Juan parte del aire pero Juan ya no es 
y es parte en todos lados.

Y al cumplir el ciclo y al volver...

Un, dos, tres, 
Juan me habló del tiempo y cuatro, cinco, seis 
pasado futuro.
Y por primera vez 
siete, ocho, nueve
y el presente, diez, 
está por todos lados

Y al cerrar los ojos y al volver
y al salir del sueño y al volver
y al callar la mente y al volver
y al salir del tiempo y al volver...

A veces parece que no es y es...

Cuatro pesos de propina



viernes, 11 de marzo de 2011

Cuentos: Sueño


No estoy seguro si lo soñé pero estaba en el cielo saltando de nube en nube. Vestía mis pantaloncitos de flores y una remera de algodón. Reía, saltaba, tropezaba sobre los enormes copos de memoria que flotaban por allí.

Pisé sin querer, por supuesto, un reloj que me transportó durante un segundo por aquel día soleado que pasamos en el parque de los girasoles. Vos tenías las manos tan blancas que se confundían con las hebras espesas del pasto de seda. Vos tenias la mirada llena de culpa por no permitirte pensar, durante ese día, en la desdicha.

Te digo que no estoy del todo seguro, pero mientras acariciaba tu cuello con un dedo, una cascada de suave polvo de bruma recorría mi centro para posarse finalmente en mi ombligo. Y todo pasó tan rápido que me confunde un poco cuando te lo cuento.

No estoy seguro si lo soñé o no. Lo único que me acuerdo es que en esa ocasión me hallaba caminando por una cuerda formada de estrellas. Caminaba lentamente,  haciendo equilibrio y sin mirar hacia abajo. No temía a la altura, no. Tenía miedo de encontrarnos mirando la galaxia en alguna noche de verano. Tenía miedo de tener que escarbar el recuerdo y hallarte peligrosamente enamorada de mí. Tenía miedo de que me veas observándote desde mi cuerda de estrellas. Tenía miedo que me nombres.

En ese entonces te veías preciosa, me recordabas al mar con la inmensidad y profundidad de tus ojos, con la fortaleza de tu lengua, con aquella suavidad de tus curvas, con la frágil materia de tus manos y con la simpleza de tu alma. Al verme al lado tuyo, me sentía embriagado de tanto despropósito de felicidad.

No estoy seguro si lo soñé pero saltando y saltando de nube en nube rozé con el hombro una microfibra de telaraña que se hallaba transversal desde el cielo hasta la tierra. Nuevamente me transporté, pero esta vez, todo estaba oscuro.

Sólo pude verte arrodillada a lo lejos, con tu luz blanca y cálida brotando de tus poros. Estabas llorando, de eso estoy seguro y eras la única figura solitaria de aquella enorme soledad. Yo me encontraba oscuro y camuflado en las sombras de aquel tiempo, lejos de vos.

Comencé por caminar para ir a tu encuentro. Te odié por no verme, te odié por no escucharme, me odié por no poder refugiar tus lágrimas. Odié todo, pero más que nada, odié a la oscuridad que nos mantuvo alejados y ciegos por mucho tiempo. En los sueños, todo lleva mucho más tiempo.

Era insufrible verte llorar: irremediable. Te veías tan frágil y sola que hice que una luz tenue se asome por mi pecho para mostrarte un camino. Un camino con o sin final feliz, jamás lo sabremos. Lo cierto es que cortaste tu llanto y levantaste tus ojos tristes para el encuentro con los míos, pero justo en el momento de contacto, ambos giramos la cabeza perdiendo en la nada aquella soga que podría habernos librado de los grilletes del miedo.

Casi podría asegurar que fue un sueño, te juro que no lo sé. Lo que me acuerdo es que te encontrabas acurrucada en un cúmulo. Al acercarme a tu lado noté que estabas buscando algo en un pequeño cofre. Repetías una frase. No la recuerdo. Toqué tu hombro para llamar tu atención. Volteaste inmediatamente. Tus ojos eran los mismos pero no pude reconocerlos del todo. Estabas espléndida y radiante. Sonriente y con las mejillas ruborizadas. 

Me brotaron unas ganas descontroladas de besarte, abrazarte, sentirte. Pero en el fondo yo sabía que no era más que por recordar los días en los que eramos dos transeúntes conformistas del mismo triste sendero que recorren los primerizos. 

Y así fue que dejé pasar un poco el tiempo. Recordé un sueño nostálgico donde te soñé abrazándome. Y sólo dejé pasar el tiempo hasta el momento de despedirte con un abrazo como el de aquel sueño que tuve aquella vez. Pero te lo digo en serio, no estoy seguro de si fue real.

Giancarlo Sereni - 11/03/2011

miércoles, 9 de marzo de 2011

Filosofía Social: El Aburrimiento y el Silencio

Estoy aburrido y no sé que hacer. Escribo unas líneas en el blog y, mientras lo hago me pregunto ¿qué puedo hacer?

EPA! ¿Por qué tengo que hacer algo? ¿Por qué simplemente no puedo estar aburrido? ¿Qué hay de desagradable en ese estado de la cabeza? ¿No se puede estar aburrido? ¿Por qué no soportamos el aburrimiento y tenemos que, inmediatamente, hacer algo?

¿Por qué cuesta tanto estar aburridos? ¿Qué pasa por la cabeza cuando se está aburrido? ¿Cuándo es que uno se aburre? y ¿por qué surge una necesidad de hacer algo?

Te digo más! Tenemos otra variable que motoriza al aburrimiento: El Silencio. A veces hay que hablar, hay que hacer, hay que esto y hay que lo otro para no caer en el silencio. Sucede que si estamos en una situación en la que "hay que hablar" es posible que si hablamos, entonces la cagamos.

En muchas ocasiones, hablar por hablar es lo que nos hace creernos algo que no somos. Si tu cuerpo pide silencio, y se fuerza a romper el silencio, entonces te estás forzando por ser algo que no sos. Eso es a lo que apunto.

El silencio es otra de las formas de comunicación inaceptadas socialmente. La pregunta que me surge es ¿por qué no se disfruta del silencio? La respuesta, para mi, es para no caer en el aburrimiento. Pero... tachaaaaaaan!

¿QUE ES EL ABURRIMIENTO? Para quien les escribe, el aburrimiento ES ANSIEDAD. La ANSIEDAD es un estado de inquietud del ánimo.

Cita del diccionario Word Reference.


"ansiedad

  1. f. Estado de agitación o inquietud del ánimo:
    tu llamada le produjo gran ansiedad.
  2. pat. Estado de angustia y temor que acompaña muchas enfermedades y que no permite el sosiego de quien la padece:
    la ansiedad suele ser una secuela de la depresión."


Entonces, la ansiedad es una forma del miedo. Por ende el aburrimiento es otra forma del miedo. Tiene cierto sentido para mi cabeza, pero me gustaría escuchar opiniones.

Debate limpio! ¿Alguna idea al respecto?