jueves, 3 de febrero de 2011

Sonrisa


- Pero cuando sonríe... Ahhh - suspiré - No sabes lo que es! Es como si todo fuese como... ¿Viste cuando en otoño salis temprano de tu casa con un buzito por que esta fresco? Mirá, cuando ves su sonrisa es como encontrar ese huequito que hay entre los árboles por donde pasa el sol pegándote directo en la cara. No sé si entendés esa sensación... Seguro que con toda tu experiencia sabés de lo que te hablo, minas nunca te faltaron...

Mi abuela me interrumpió dándome una suave cachetada en la mano.

- No hables así de mi viejo! ¿No mi amor que yo fui la única de la que enamoraste?

El viejo, como siempre, se hizo el sota y no respondió.

- Ay saltó la diva! Sé realista abu, con la facha del viejo minas no le habrán faltado.

- Ay nene... cuanto camino te falta por recorrer! Por más facha que haya tenido en su juventud, (no te ofendas viejito, seguís igual de churro pero...), hablando de amor, la facha es tan efímera como tus novias!

- Vos si que sabés hacer sentir mal a tu nieto abu... de todas maneras, es cierto viejo, pudiste haber tenido muchas pero... ¿de cuántas te enamoraste realmente? Por lo menos de una seguro!

Mi abuela asentía con una sonrisa triunfante

- Bueeeno... todos nos podemos equivocar viejo jijiji. En cambio, esta chica de la que te cuento es diferente a la abu. La conocí hace muy poco, en un kermes a beneficio que hizo mi escuela primaria. Estaba parada junto al juego del sapito, intentando meter las fichas en la boca del sapito más alejado. La cinta celeste que se ajustaba a su cintura, hacía que su vestido floreado remarcara sus buenas condiciones de mujer. Y mirá que yo no soy mucho de fijarme en esas cosas abu, pero si hubieses visto esa porcioncita de espalda que yo pude ver, hoy estarías contándole a tu abuelo lo felíz que puede sentirse un hombre que tuvo el agrado de abrazar a la muerte, hacerla girar sobre su talones y darle una buena patada en el culo!!!.

La abuela largó una risa ahogada que finalizó con un carraspeo de garganta. Continué.

- Y no tuve más que hacer que tomarle la mano y pedirle permiso. Agarré una ficha y conté... uno... dos... tres!. Justo antes de tirarla le dije: "Si esta ficha llega a su destino, joven muchacha, tendrá que aceptar bailar conmigo el próximo tema que suene en esta fiesta". Y como esas cosas sólo salen bien en las pelis, terminé tirando la ficha a la mierda. Una desgracia, que se le va a hacer.

- Pero contale lo que pasó después! Dale, contale!

Y tomé nuevamente aire...

- Y bueno viejo, después pasó lo mejor. Cuando me estaba retirando medio indignado, por los parlantes comenzó a sonar Cheek to Cheek. No te puedo explicar lo que sentí cuando la chica de la cinta celeste me tomó de la mano diciéndome: "esta canción es mi preferida!". Me quedé duro viejo. Tenías que ver toda esa energía que brotaba de sus ojos. Medio duro empecé a bailar con los brazos completamente extendidos y tomándola por los hombros... ¿A donde se las tomó el joven febril que estaba conmigo cuando le pedí jugar la ficha? No lo sé viejo, no lo sé! Ella, con sus manecitas, tomó mi torpe mano derecha y la deslizó hacia su cadera. La otra mano la tomó firmemente, se me arrimó al pecho como si quisiera escuchar lo fuerte que sonaba mi cuore y comenzo Louis Amstrong a entonar "heaven... Im in heaven". Y si, estaba en el cielo viejo. La chica de la cinta celeste olía a primavera, a café, a tilo, a chocolate, a brisa fresca, a música al oído. Me perdí en su nebulosa mientras bailábamos...

Mi abuela desprendió su primera lágrima mientras sonreía un poco nostálgica. La tomé de la mano y le dije al nono suavemente.

- Bueno abu, ya te dejo descansar tranqui. Portate bien y ojo con andar levantando las faldas de las chichis que la abuela después se me pone en hincha.

Y fue con el paso lento de la abu que nos fuimos alejando poco a poco, dejándole al nono algunas lágrimas, anécdotas y un sólo jazmín. Pese a todo, a la abuela se la ve contenta y hasta enamorada de sus recuerdos. Como dije en alguna ocasión, sólo basta con mirarle la sonrisa con un poco de esa luz que se filtra por las copas de los árboles en cualquier día soleado de otoño.

Giancarlo Sereni - 2/2/2011

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